Junto a una dieta saludable, el ejercicio físico habitual es útil para reducir los niveles de estrés y mejorar el estado de ánimo y la función digestiva.
No es necesario practicar actividades físicas que requieran esfuerzos intensos: es suficiente realizar una actividad física moderada o adoptar pequeñas estrategias para ejercitarse también durante la rutina diaria, como por ejemplo:
- Preferir las escaleras al ascensor.
- Caminar en lugar de utilizar el coche o el autobús para desplazarse o por lo menos bajarse alguna parada antes de la de llegada para favorecer el movimiento.
- Al aparcar, no elegir siempre el lugar más cercano al propio destino.
- Alargar el paseo habitual con el perro o buscar un pretexto para dar algún paseo durante la semana.